jueves, 12 de junio de 2008

Piso Compartido

Seguramente la mayoria de quienes estan leyendo esta columna vio Piso Compartido (L’Auberge Espagnol). Esta semana la vi de nuevo después de 4 años (en frances, con un 18% de comprensión), y me llamó la atención lo diametralmente distinto de las emociones que te puede gatillar una película dependiendo de las circunstancias y el contexto en que uno este inmerso. Concretamente, pasé de la pena-felicidad de disfrutar la película pero anhelar vivir algo muy lejano (en tiempo y probablidad de ocurrencia) a la jovialidad y satisfacción de estar viviendo, se podría decir, dentro de ella.

Dentro de todo el idioma inglés no es algo tan ajeno a nosotros porque en Chile estamos rodeados de letreros de neòn con inglès cuma pero chistoso o a la siutiquería de nombres de tiendas y bares en Vitacura (como reniega este hombre!). Quienes hayan ido a vivir por un tiempo, por ejemplo, a Suecia, Italia, Francia o hasta Brasil seguramente entenderàn mejor a lo que me refiero. Xavier, el frenchute protagonista, lo primero con lo que se encuentra es un horripilante nombre de estaón de metro en Barcelona: Urquinaona. Al tiro una voz en off sale con una frase que cae de cajón: “When you first arrive in a new city, nothing makes sense. Everythings unknown, virgin... After you've lived here, walked these streets, you'll know them inside out. You'll know these people. Once you've lived here, crossed this street 10, 20, 1000 times... it'll belong to you because you've lived there. That was about to happen to me, but I didn't know it yet.”

La verdad que podría escribir muuucho a propósito de todo lo que se me pasó por la mente durante las 23 horas que pasaron desde que deje mi casa en Santiago hasta que llegué con mis 2 maletas, laptop y guitarra a un departamento en Londres (incluida una estación de metro cortada, telefonos tragamonedas y un cuasi atropello por mirar a la izquierda en vez de la derecha).

Vivo en una casa en East London con 5 personas más. Menos glamoroso que en Piso Compartido pero igualmente diverso.

William (aka “The Alien”) es un francés que trabaja en finanzas. La verdad es que este pobre quesillo es un alienado, cero capacidad de relación con la gente de la casa, no se si por decisión propia o timidez. Creo que una mezla de las dos porque fue la primera persona que conocí de la casa, fue bien amable, me dijo que íbamos a compartir el segundo piso e incluso me dio su celular. Biologicamente es un buen cabro. Sin embargo, caché que definitivamente era medio hueón cuando me dijo que le estaba pagando 10 pounds al Hindu del tercer piso por compartir su Internet (el plan completo vale 12 Pounds). “I sink he is making prrrrrofits”, “of course he’s making profits man! I’don’t even know him and he is already a cunt”…”ah! And I also believe he is eating my food”. Fue la primera conversación con él, la segunda y última fue de fútbol y sobre su urgimiento porque estaban echando gente como locos en su pega y el podía ser uno (no sería nada de raro), además de un breve “ça va?” en la cocina con su polola, lo que le bastó para mandarme un tétrico request a Facebook. Hueones asi conocí miles en Beauchef, pernos con inclinación al Heavy Metal, de los que dan ganas de agarrar por el cuello, y definitivamente me cargan.

Rich (aka “Rubbish!”) es nuestro único ejemplar británico y por lo tanto el orgullo de la casa, en una ciudad donde la mayoría somos sudacas. Es de esos hueones livianos de sangre por definición, que no se aproblema por repetirme 15 veces lo que me acaba de decir con su acento críptico (“sorry, say again?”), o que se ofrece para ir a comprar el pan. Trabaja para The Guardian como diseñador web, tiene piercings en la boca y es un rayado con el BMX, ademas de ser mi compañero de TV en nuestro lounge room, y de conversas de música, o una que otra ida a los parques (no es gay). Nuestra fuente risa es el Hindu, de hecho me acuerdo cuando le conté que me había dicho “hey mate, I heard you playing guitar last night…do you know any Boyzone song?”, lo único que Richard atinó a decirme fue “Oh Jesus…”.

Rodger (aka “Comprende amigo?”) es un sudafricano-holandes-aleman que se ha pasado la vida viajando. El clásico gringo que se dedica a ir a un lugar y quedarse a vivir por 1, 2 o 10 años. Qué hace en Londres? Trabaja en el Sex Shop mas grande de Soho, por lo que se ganó mi admiración incondicional (“look buddy, I couldn’t talk or give advice to my kids and tell them I lived all around the World and I didn’t work in a Sex Shop in Soho”, “Man! I have £5.000 in porn in my room, and it’s all brand new. One day I’ll sell it all and buy a car”). Este es mi colega borrachín de la casa, el de los carretes buenos y las inmortalidades del cangrejo. Como hueón viejo que es (34 agnos) se puso mañoso, tanto asi que un Sábado me desperté y estaba a punto de reventarle una juguera en la cabeza al Hindu. Otro dato interesante es el estudio de tatuajes que tiene en el subterraneo de nuestra casa y que me presenta como “this is Rodrigo, my new flatmate. He’s a Banker”.

Catherine (aka “Wilson”) es la polola de Rodger. Como buena australiana es mas buena onda que la cresta y, al parecer, dejo parte de su “laisismo” in the land down under. No deja de ser impactante ver a una mina que, después de nuestros Roasted Chicken de día Domingo, aplique una mini flatulencia a viva voz. Según yo sin Wilson nuestra casa seria un chiquero, aunque reconozco que ya estamos llegando a la solidez funcional, porque al menos 4 jugadores del equipo tienen buena comunicación entre ellos. De hecho que me dicen amigos, el otro dia compre un mantel.

Para finalizar, Nishit el Hindu (aka “Nick”). Cuando uno llega a compartir una casa, y se ofrece voluntariamente a compartir algunos gastos, lo último que se espera es que te traten de meter el dedo en la boca y ademas te digan “I don’t wanna get home and find that the money isn’t under my door”. Suck my cock. Por qué pasará que uno a veces le termina teniendo cierto cariño a personas a las cuales se les debiera haber pegado un combo en el hocico? Influye que le doy el mérito que, a diferencia del Alien, a este experimento le gusta conversar sobre pega o sobre cuál es el idioma se habla en Chile. Pero los manjarcitos han sido los siguientes:

1) Primeras conversaciones "So buddy, what´s your english name?" "Pardon?" "Yes, for example my original name is Nishit but I decided to call me Nick" Tal cual.

2) Yo tocando guitarra en la salita Por quinta vez “hey buddy, can you play a Boyzone tune? “ehm, not really dude” “and what about the Backstreet Boys?” “well, let me try Quit Playing Games”. Lo que vino después fue una escena dantesca, este compadre casi llorando (imagínense un parecido físico a Juan Gabriel) mientras cantaba con falsete, ojos cerrados y dándome instrucciones de que tenía que seguirle el ritmo a él "because you're messing up the song"

3) Yo durmiendo un Sábado a las 10 AM Tercera vez que me despierta un fin de semana con su horrible tecno-house-indian-boyband music (“one thing is to be woke up with music and another very different is to be woke up with rubbish music” me dijo Rich). Emputecido mirando el techo de repente me vi escuchando a todo volumen un beat muy conocido por lo que no quedó mas que reirme: DALE A TU CUERPO ALEGRIA MACARENA

4) A propósito de mi nuevo corte de pelo Yo estaba contando que encontré una picada en Soho donde cortan por 5 Pounds, en comparación a los 25 Pounds que cobraban en otra parte. “It’s incredible, just a crazy guy could spend so much money on that”. Y ese “Crazy Guy” vive conmigo. “I paid 40 pounds for this new haircut, but it’s not only a haircut…I wanted to change my style”


5) En la salita tomando un vino Nick se hizo el lindo y se rajó con un vino de bienvenida para una amiga chilena que se quedó en la casa unos días. Su técnica de conquista? “Look, it’s very simple: I need someone to iron my clothes, you need some pounds. Would you iron my clothes?”. Un galán, que duda cabe.


Y asi pasan y pasan los días en mi casa postiza.

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